viernes, 24 de agosto de 2018

Poesía por siempre


Estaciones de esperanza.
La casualidad no es un botón en flor
En el estanque pálido de nuestros sueños
Se me hacen miradas de palomas ciegas,
Lagos de primavera en cementerios desvencijados.
Alamos fuegos resentidos de espuma
Tan tranquilamente
Que escuchamos lagrimas equivocadas,
En penumbra de cuerpos.
La misma noche se derrite en voluntades
De tactos desconocidos.
Así,la vida perdura en remedios murmullos
Así la muerte parte la ciudad en mascaras sexuales
Donde la conquista alaba inevitables rosas de la lujuria.
Así subrayan sabanas y soles los desnudos
De esta acostumbrada piel
Que saludaba sangres ligeras de náufragos fallidos
Así el amor,
Inerme tan pronto en labios que se conjugan,
Adelante nombres habitados por gritos que se responden;
Por negras figuras que se guardan
En obedientes estaciones de esperanza.

Me tiembla la mano de tanto café
Me cuesta trabajo responder.
El ego inflama el resto de mi ser        
El tiempo retumba de tanto que te espere.
Confesión minuta.
La noche aprende un dicho
Que conservan labios silentes
A tu puerta aguardo yo…
Y con ella un siglo de desvelo en sombras que se enfrentan
Arenga la noche por soles descuidados
Resabía igual vocifero por su día festivo.
 

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